En noviembre de 1991, Nikken Abe, sumo prelado de la secta budista Nichiren Shoshu, excomulgó a la Soka Gakkai, la organización laica más grande afiliada a dicha entidad. Las tensiones entre la Soka Gakkai y el clero de la Nichiren Shoshu, las cuales son entidades legalmente distintas, habían existido desde los inicios de la organización laica, en 1930.


MUNDOS DIFERENTES

Photos of Sho-Hondo before and after demolition

El Sho-Hondo (Gran Templo Principal) fue construido en 1972, gracias a la donación de ocho millones de personas del mundo entero. Contaba con una sala de oración con seis mil asientos. Fue demolido por la Nichiren Shoshu en 1999.

En la opinión de especialistas en sociología religiosa, la ruptura sería a la larga inevitable. Bryan Wilson y Karel Dobbelaere lo expresan así en su libro escrito en 1994, A Time to Chant [Tiempo de invocación]: "La Soka Gakkai es un movimiento masivo, abierto socialmente, laico en espíritu y consagrado a poner en práctica de manera efectiva las enseñanzas de Nichiren en el mundo moderno de hoy. El clero de la Nichiren Shoshu está en esencia encerrado en un sistema casi monástico, antiguo y ritualista; solo se ocupa de preservar su autoridad y de cuidar celosamente el monopolio que ejerce sobre ciertas enseñanzas, lugares y objetos sagrados". Ambos autores comentan que el clero desconfiaba de la modernidad de la Soka Gakkai, "un movimiento de revitalización, adaptado a las condiciones modernas, que busca desde sus comienzos expandirse ampliamente y ha logrado adeptos y orientación internacionales". [1]

La Soka Gakkai siempre ha puesto el énfasis en la naturaleza igualitaria de las enseñanzas de Nichiren, que permite que todas las personas, sean sacerdotes o creyentes laicos, desarrollen su propia naturaleza de Buda inherente. La organización también sostiene firmemente la importancia del compromiso social basado en el ideal del bodhisattva, es decir, la realización de acciones por la felicidad de los demás, con miras a la creación de una sociedad global pacífica. La Nichiren Shoshu, por el contrario, se ha preocupado más por mantener rituales tradicionales centrados en los sacerdotes, como intermediarios tenidos por personas de mayor elevación espiritual que la de los creyentes laicos. En tal sentido, se podría decir que el clero ha perdido de vista el propósito original y la misión social del budismo.


LAS RAÍCES DEL CONFLICTO

Las diferencias entre una y otra agrupación se hicieron palpables durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Nichiren Shoshu intentó forzar a la Soka Gakkai a entronizar los talismanes impuestos por el sistema de estado sintoísta, del que se sirvió el gobierno militarista como medio para otorgarle carácter sagrado a sus planes bélicos. Tsunesaburo Makiguchi, primer presidente de la Soka Gakkai, y su colega Josei Toda, quien luego fue el segundo presidente, se negaron a aceptar la imposición oficial y, como resultado, la Nichiren Shoshu les prohibió a ambos visitar el templo principal. Posteriormente, el gobierno envió a prisión a Makiguchi y a Toda por disentir de la autoridad, y finalmente Makiguchi murió en prisión. Wilson y Dobbelaere escribieron al respecto: “Los miembros de Gakkai […] fueron capaces de defender a sus propios dos presidentes con mucho más ardor que el que los sacerdotes pusieron al proteger la fe en la enseñanza de Nichiren”. [2]

TRABAJO EN CONJUNTO

En medio de la devastación del Japón de posguerra, la Soka Gakkai propagó con profundo entusiasmo el budismo de Nichiren y aumentó rápidamente la cantidad de miembros. Pese a la decepción que significó la transigencia del clero de la Nichiren Shoshu con el gobierno militarista de la época de la guerra, la Soka Gakkai, en su propósito de proseguir con el avance del budismo de Nichiren, buscó forjar mejores relaciones con los sacerdotes y siguió prestándoles su apoyo, con la esperanza de que el clero ayudara a lograr la meta común de establecer la paz y la felicidad para todas las personas. El respaldo brindado por la Soka Gakkai al clero incluyó la restauración de las principales edificaciones que integraban el área del templo principal de la Nichiren Shoshu, la construcción de un nuevo templo principal, la donación de terrenos y de un total de trescientos cincuenta y seis templos locales.

ACTITUD AUTORITARIA

Lamentablemente, sin embargo, si bien se benefició enormemente gracias al enorme progreso del budismo de Nichiren impulsado por la Soka Gakkai, el clero mostró cada vez más signos de corrupción y de autoritarismo. Cuando los miembros de la Soka Gakkai decidieron enfrentar la situación y exigir un cambio de comportamiento, el clero solo endureció aún más sus pretensiones de subordinación de los miembros laicos. [3] Cuanto más crecía la Soka Gakkai, más claramente los sacerdotes presionaban en ese sentido.


Photos of head temple before and after Soka Gakkai donated cherry trees were chopped down

La Nichiren Shoshu taló cientos de cerezos del templo principal que habían sido donados por la Soka Gakkai.

EXCOMUNIÓN

Las maniobras de excomunión del clero comenzaron a fines de 1990, cuando los sacerdotes iniciaron una campaña de críticas contra Daisaku Ikeda, presidente de la Soka Gakkai Internacional. Los religiosos comenzaron a sostener en esa época que Ikeda era una persona inapropiada como líder debido a sus ideas heréticas. Por ejemplo, cuando este elogió públicamente el “Himno a la alegría” de Beethoven, se lo acusó de ensalzar el cristianismo.

El especialista en temas de Japón, Daniel Metraux, afirma al respecto que “se tornó evidente que el templo principal sintió que la Soka Gakkai se había vuelto demasiado poderosa…”. [4] Metraux atribuye esos roces a que la Soka Gakkai interpretaba el budismo de Nichiren como una doctrina que exponía la igualdad fundamental de todas las personas. En tal sentido, los miembros de la organización tenían derecho a considerar que los sacerdotes desempeñaban un papel que no era ni más ni menos importante que el de los laicos.


DEMOLICIÓN

Photo of cranes razing the demolished sho-hondo

Grúas en la demolición del Sho-Hondo (Marzo, 1999)

En 1991, el sumo prelado de la Nichiren Shoshu, Nikken Abe, envió una carta a la Soka Gakkai en la que manifestaba que las declaraciones de esta última sobre la igualdad de los sacerdotes y los miembros laicos constituía "un acto de violación de la doctrina". [5]

En 1991, la Nichiren Shoshu, sin aceptar las propuestas de diálogo de la Soka Gakkai, excomulgó a la organización laica. Los sacerdotes llegaron al extremo de talar cientos de cerezos obsequiados por la Soka Gakkai que se erguían en los terrenos del templo principal. También destruyeron ese mismo templo, una obra arquitectónica reconocida internacionalmente, construida casi enteramente gracias a las donaciones de los miembros de la Soka Gakkai.


LIBERACIÓN

Si bien la excomunión sirvió para seguir alimentando a la prensa sensacionalista del Japón, la Soka Gakkai la experimentó como un hecho emancipador. En primer lugar, los sacerdotes habían visto el diálogo y la cooperación entre religiones como algo “herético”. Por lo tanto, la Soka Gakkai era ahora libre de expresar su fe en términos modernos.

Aunque su práctica budista de recitar el Sutra del loto y de entonar “Nam-myoho-renge-kyo” no ha cambiado, desde 1991, la Soka Gakkai se ha liberado del formalismo religioso y se ha dedicado con mayor ahínco a promover iniciativas en beneficio de la sociedad y del diálogo interreligioso.




NOTAS:

[1] WILSON, Bryan y Karel Dobbelaere: A Time to Chant: The Soka Gakkai Buddhists in Britain [Tiempo de invocación: Los budistas de la Soka Gakkai en Gran Bretaña], Nueva York, Oxford University Press, 1994, págs. 233 a 243. Traducción indirecta. Bryan Wilson es catedrático emérito de la Universidad de Oxford y Karel Dobbelaere es decano de la Facultad de Sociología y Religión de la Universidad Católica de Leuven.
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[2] Ib., pág. 233.
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[3] Por ejemplo, Phillip E. Hammod, profesor de estudios religiosos de la Universidad de California en Santa Bárbara, y David W. Machacek, profesor de estudios religiosos de la misma universidad, escriben: “En declaraciones concernientes a la relación entre miembros laicos y sacerdotes, realizadas a comienzos de 1990, Ikeda afirmó que las enseñanzas de Nichiren eran más fidedignas que las de otros clérigos. Estos, en respuesta, arguyeron que ese tipo de opinión sobre los sacerdotes era una ofensa contra el budismo y ordenó a la Soka Gakkai que diera una explicación y presentara una disculpa. La Soka Gakkai, a su vez, solicitó dialogar con el clero sobre el tema, pero este se negó y exigió una vez más una disculpa por escrito”.
HAMMOND, Phillip E. y David W. Machacek: Soka Gakkai in America: Accommodation and Conversion [La Soka Gakkai en los Estados Unidos: Adaptación y conversión], Nueva York, Oxford University Press, 1999, págs. 20 y 21. Traducción indirecta.
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[4] METRAUX, Daniel A.: "The Soka Gakkai: Buddhism and the Creation of a Harmonious and Peaceful Society" [La Soka Gakkai: El budismo y la creación de una sociedad armoniosa y pacífica], Engaged Buddhism: Buddhist Liberation Movements in Asia [Budismo comprometido: Movimientos budistas de liberación en Asia], editado por Christopher S. Queen y Sallie B. King, Albany, State University of New York Press, 1996, pág. 391. Daniel A. Metraux es profesor y decano de la Facultad de Estudios sobre Asia de la Universidad Mry Baldwin, Staunton, Virginia, Estados Unidos.
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[5] "Soka Gakkai Kaisan Kankokusho" [Parte para la disolución de la Soka Gakkai], texto enviado por la Nichiren Shoshu, el 7 de noviembre de 1991.
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